(Columna de Opinión de Luis Stocik)
Salud Independiente. El trago de Sudamericana que bebió ayer en La Paternal tuvo un sabor especial. Fue como cuando uno apoya la cabeza en la almohada después de un día en el que lo molieron a palos y siente que valió el esfuerzo pese a que el dolor te cala profundo. Es una figura que le cuadra a este equipo que jugó pésimo pero que con poquito le alcanzó. Difícilmente lo abandonarán las críticas, los dedos acusadores, las miradas sobre la continuidad de Garnero pero sabe que pese a todo ayer durmió con la ilusión de la copa a cuestas. Y saber que el fútbol brilló por su ausencia no le duele tanto, al menos por ahora. Por eso la copita ayuda a olvidar por un ratito la malaria.
El equipo de Garnero fue más de lo mismo. Desconcierto, descontrol, tipos que no entienden cuando parar la pelota, cuando acelerar, cuando buscar respaldo y que además perdieron ese fueguito sagrado que pareció arder en Rosario. Muchos podrán sostener que los mano a mano son así, que hay que pasar como sea, que el rival va a mirar todo por tv y no se equivocan; es cierto. Pero hay que tener en cuenta que el que a hierro mata, a hierro muere y si hoy se festeja ante Argentinos valiéndose de mezquindades futbolísticas, bajo el peso de la misma ley se puede quedar de rodillas en breve.
Por eso vale destacar el placer de este pequeño trago, un sorbito para saborear, para mojar el paladar, para revitalizar el espíritu y saber que falta mucho para poder agarrarse un buen pedo producto de festejos que estén a la altura de lo que es Independiente.
vamos independiente