Y finalmente llegó el martes 19… llegó el día que se definirá si el Club Atlético Independiente seguirá avanzando en la Copa Sudamericana o queda a mitad del camino que está recorriendo para volver a alcanzar nuestra mística copera.
La última vez que el Rojo pasó a los cuartos de final en una competencia de carácter internacional fue en la Supercopa Sudamericana de 1995, que es justamente la última Copa ganada por el club. Por eso es que este partido se convirtió en el más importante de los últimos 6 años, teniendo en cuenta en el 2004 se disputó la Copa Libertadores, pero no se avanzó más allá de la primera ronda, luego de perder por penales con el Sao Paulo de Brasil.
El hincha sabe que esta es una oportunidad que no hay que dejar escapar, por eso ya viajó en forma multitudinaria –por más que el periodismo siempre tire pálidas al respecto, los que estuvimos ahí sabemos que éramos mucho más de 2000 personas alentando al equipo- al Uruguay el mes pasado.
Hacía seis años que Independiente no disputaba un partido fuera del país y eso hizo que más de 5000 diablos rojos cruzaran el charco. Fue una experiencia distinta para los todavía somos chicos y no pudimos vivir las viejas épocas del club. El estar en otro país y que la gente por la calle te salude y hable de la institución como si estuviéramos en Argentina, fue algo único.
En síntesis… hoy no se van a jugar 90 minutos más de fútbol… se va a jugar además la ilusión de toda una marea roja que va a estar acompañando al equipo. Así como nosotros vamos a estar en las tribunas alentando y apoyando y tenemos muy en claro lo que está en juego, necesitamos que el plantel se mentalice de que este no es un partido más, sino que es una verdadera final y que tienen que jugarla como tal.
Así que como rezaba un pasacalle colocado en el entrenamiento previo al clásico con Racing… hoy los jugadores tienen que jugar como verdaderos hinchas, a ganar o morir.