Una vez más se dejó pasar la chance de ganar, esta vez, ante un Godoy Cruz al que no estamos acostumbrados a ver jugar tan pasivamente. No es algo muy concreto, ya que, con poco, le alcanzó para complicar a Independiente en gran parte del partido. De cualquier forma, con buen dominio de pelota y el gran partido de Silvera, Independiente pudo haberse traído los tres puntos de Mendoza, de no ser por la imprecisión a la hora de definir las jugadas.
Ni siquiera el gol desde el vestuario de Matías Defederico pudo impulsar a los dirigidos por Mohamed a romper con el esquema presente en todos los partidos: jugar a lo que sale. Si bien los primeros minutos fueron arrolladores, el Rojo no pudo sostener la ventaja y le cedió mucho terreno al equipo local, que llegó a la igualdad simplemente por ser más ambicioso.
Párrafo aparte para los horrores en definición. Hacía rato que no había situaciones tan claras para convertir como en el partido de anoche, las cuales, ya sea por nervios o por falta de panorama, no fueron aprovechadas. El Cuqui, Fredes, Cabrera y Parra… todos ellos tuvieron la victoria en sus pies, pero al no tener buena puntería para vencer a Torrico, el encuentro murió en empate.
Todo lo mencionado pesa, pero es independiente de la idea de juego presente (y ausente) en el plantel. El equipo salió a la cancha una vez más a jugar “de casualidad”, encontrándose con un gol tempranero que no lo ayudó a crecer y a dominar el partido como lo requería la situación. Si bien los cambios fueron productivos, la poca inteligencia de los jugadores para resolver situaciones claves hizo que se escaparan dos puntos de oro, esos mismos que hay que recuperar de una forma muy complicada al tener que ganar los dos encuentros que restan.
El futuro de Independiente en la Copa Libertadores es incierto. Ayer, cuando quiso acordarse de ganar, no era tarde, pero no supo hacerlo. De ahora en adelante, dependerá en gran parte de los jugadores resolver este acertijo de la mejor manera y cambiar la forma de encarar los partidos, ya que algunas cuestiones escapan a la mano del técnico.
