Inmerecida la derrota de Independiente. Al Diablo le metieron la cola en su propia casa como nunca antes se vio. Hacer una crónica sobre un partido que el encargado de impartir justicia no fue para nada justo es complicado. Germán Delfino el árbitro del partido tuvo una patética actuación y desvirtuó el partido.
Deberíamos estar hablando de un empate justo, de una victoria del Rojo hasta merecida y porque no hasta de un claro triunfo de Lanús. Porque en el fútbol se gana, se empata y se pierde. Pero este no fue el caso. A Independiente le robaron ante miles de testigos presenciales y millones de televidentes.
El Rojo perdió mal, 2 a 1 frente a un Lanús desconocido que no generó absolutamente nada. No mereció irse con los 3 puntos en el bolsillo. De no ser por el lamentable arbitraje de Delfino la cosa hubiera cambiado.
Independiente hizo todo para llevarse algo más, fue el dueño del encuentro, el único que propuso. Tuvo la pelota, genero situaciones, convirtió. Más no pudo. Tuvo que luchar con la buena actuación del arquero Granate, y hasta contra el juez.
A los 11 minutos, Valeri, con un gran tiro libre clavó el balón en el ángulo para poner a su equipo arriba en el marcador. Así iba a terminar el primer tiempo. Chato, sin muchas llegadas y pocas cosas para destacar.
En el segundo tiempo Lanús arrancó mejor. Y ya se empezaba a notar que Delfino iba a tener una mala noche, no sólo por el pelotazo que se comió en el primer tiempo por parte de Julián Velázquez, sino también porque todo era a favor de la visita.
Cobró un penal ridículo en donde ve un agarrón de Velázquez sobre el hombre del Granate, que por suerte Hilario pudo contener, luego de que se ejecutara en dos oportunidades por invasión.
Romero con el penal fallido no pudo darle la ventaja a Lanús pero si lo hizo Regueiro. En una contra Camoranesi manejó el balón para habilitar a Mario Regueiro, y el uruguayo puso el 2 a 0 con el zurdazo cruzado.
Faltando 10 minutos Independiente logró descontar con un cabezazo de Maximiliano Velázquez y el partido estaba 2 a 1. Parecía que con el empuje de la gente el partido se podía empatar, pero no sólo había que vencer a los jugadores del Lanús sino también a Delfino.
1 gol invalidado a Fredes, 3 penales claros no cobrados y todas las pelotas divididas a favor de Lanús. Así era imposible. Y el encuentro terminó 2 a 1. Fue un robo, no hay otra forma de calificarlo.
Malisimo Delfino ee, malisimo. debe haber sido de la bronca del pelotazo en el ojo. DIOS COMO TE ODIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO DELFINOOO