Las horas previas al Clásico de Avellaneda se llenaban de profecías que veían a Racing como el nuevo vencedor del partido más importante del campeonato. Un plantel superior, un mejor presente, un envión anímico importante y una confianza excesiva en la Academia hacían prever que el local superaría a un Independiente que no terminaba de encontrar el rumbo. Para mal de unos y sorpresa de otros, nada de todo eso ocurrió.
El empate fue relativamente justo. El gol tempranero de Hauche no golpeó psicológicamente al equipo de Ramón Díaz, que tomó la iniciativa en todo el primer tiempo y peleó como pudo ante el repliegue de los once de Simeone, hasta alcanzar el empate por medio de Parra. La falta de ideas claras se suplió con amor propio y, sin mucha resistencia del rival, Independiente jugó casi toda la primera etapa en campo contrario.
De cualquier forma, la sola voluntad no fue suficiente en el complemento. El Rojo sintió el desgaste y empezó a caerse físicamente, cediéndole tanto la pelota como el protagonismo a un Racing que únicamente había llegado al arco de Assmann al minuto de juego para marcar el 1-0. Es así que la Academia estuvo cerca de ponerse en ventaja en varias ocasiones, pero no lo logró por la mala puntería de sus atacantes, quienes en la semana previa se habían llenado la boca pronosticando una victoria propia.
Del lado de Independiente, el mal estado físico y la falta de ritmo pesó mucho a la hora de tomar decisiones. Algunas jugadas exigían ser resueltas rápidamente, y la poca coordinación sumada a la floja respuesta corporal del equipo terminaron en un desentendimiento que afectó mucho al rendimiento de los de Ramón Díaz en un partido con pocas emociones.
No fue victoria de Racing como anticipaba la actualidad, pero tampoco fue triunfo de Independiente como sugería la historia, por lo cual no hay un motivo para estar contentos. La conformidad es relativa, ya que por el desarrollo del partido se pudo haber ganado, como también se pudo haber perdido. Lo cierto es que la prioridad es sumar la mayor cantidad de puntos posibles hasta fin de año, ya que el deseo de ganar un Clásico tendrá que esperar, al menos, hasta el torneo próximo.