Tras recuperarse de una lesión que lo tuvo dos partidos fuera de las canchas, Patricio Vidal reapareció ante Racing y escribió su nombre entre los goleadores del Clásico de Avellaneda. A pesar de haber jugado sólo nueve minutos, el delantero se las ingenió para cumplir la promesa de convertirle al rival de toda la vida y liquidar la historia sobre el final del partido.
Luego de la derrota por 3 a 0 ante Colón en Santa Fe, una distensión de grado uno en el isquiotibial derecho le había impedido a Vidal estar ante Atlético Rafaela y Vélez. Recuperado de la lesión, el juvenil surgido de las inferiores de Independiente ingresó a los 41 minutos del segundo tiempo para jugar el Clásico en reemplazo de Facundo Parra, quien ya había marcado dos goles en el partido.
Tan sólo seis minutos le bastaron al Pato para mover las redes del arco defendido por Sebastián Saja. Si bien Independiente vencía por 2-1, la Academia luchó hasta el final y había estado cerca de llegar al empate, pero Vidal aprovechó su corto en tiempo en cancha para cumplir su promesa: a los 47, capturó un rebote del arquero tras un remate de Villafáñez y definió de zurda para marcar el 3-1 que sentenció la historia –luego llegaría el cuarto gol de la mano de Patricio Rodríguez-.