La seguridad, en falta

Independiente cambió el Jefe de Seguridad, sacó a Daniel Ominelli para poner a Florencia Arietto y el hincha sigue sufriendo en los ingresos. El egreso demoró más de la cuenta y hubo problemas para trabajar en el sector de Prensa.  De Yapa, hubo cruces en la popular entre hinchas que se subieron al alambrado para parar el partido y otros que los insultaron para que se bajen.

Dos controles a 500 y 200 metros de la cancha demoraron el ingreso durante casi media hora. ¿Los motivos? Desconocidos puesto a que no se pedía ni carnet, ni documentación para comprobar el derecho de admisión. Ya en la cancha, se vieron pocas banderas en el local, pero los visitantes pudieron pasar estandartes, telones e incluso palos para banderas con mayor dimensión que las permitidas -2 metros por uno-.

Ya en el partido; hubo quienes optaron por colgarse del alambrado ante la mirada del personal policial que como ya es frecuente no actuó. El único perjudicado fue Independiente puesto a que apenas se adicionaron 5 minutos. El partido también fue parado por hinchas que se colgaron del acrílico para insultar a Delfino. La policía tampoco apareció y el personal de seguridad privada actuó por motu propio una vez que ya acontecía el hecho.

Terminado el partido, cerca de 300 socios coparon el hall ante un vallado sin policías. Hubo insultos entre los propios socios y agravios al periodismo que trabajó encerrado entre los hinchas ¿La policía? Tardó cerca de 15 minutos en llegar y lo hizo cuando ingresó el Presidente, Javier Cantero, quien desafió a los hinchas que le pidieron por los árbitros en la AFA. Con su mirada soberbia les marcó que los tenía vistos y no iban a poder volver a ingresar al Estadio.

La encargada de Seguridad apareció cuando el Presidente ya estaba en el vestuario y los desmanes ya habían terminado. Los periodistas, insultados,debieron dirigirse a la sala de conferencia de prensa para poder trabajar sin que los molesten de fondo. Culminada la conferencia de Gallego, las vallas en el vestuario permitieron el ingreso de cualquier particular puesto a que nunca hubo personal policial o seguridad privada del club. La explicación de que los jugadores no iban a hablar, en tanto, llegó ante los golpes de escudo por parte del a Policía Bonaerense ¡Un papelón!