¿Quién puede dudar que Fabián Vargas fue una de las figuras del clásico? Unos pocos, o quizás nadie. Lo que demostró el colombiano el domingo fue una mezcla de inteligencia, buen juego, picardía y, más que nada actitud, como todo el equipo.
Cuando Vargas llegó a Independiente, se aseguraba que era uno de los mejores refuerzos, pero al poco tiempo llegaron las lesiones que lo dejaron afuera de algunos partidos, en los que su ausencia se hacía notar, aunque todavía no había demostrado todo lo que hoy podemos ver.
Luego de su recuperación, partido tras partido, los aplausos hacia él se volvían cada vez más fuertes. El respeto y cariño de la gente, no sólo se gana dejando la vida en cada pelota, sino también, demostrando dentro y fuera de la cancha su disposición al trabajo, para mejorar en cada encuentro y poder sacar a Independiente adelante, como él lo hace.
Será por eso que se ganó el corazón de muchos hinchas, porque lo ven luchar los 90 minutos, por “dejar la vida por los colores”, como lo reflejó su actuación ante Racing.
¡Esperemos que haya Vargas para rato!
