Un arbitraje escandaloso que pesó en el resultado

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El arbitraje de Jorge Baliño y sus asistentes fue una de las claves de que Independiente no se quedara con el triunfo ante Estudiantes.

Le había costado mucho al equipo de Ariel Holan ponerse en ventaja. El golazo de Martín Benítez le dio el plus que hacía falta para llevarse por delante al Pincha. En ese contexto, llegó el 2-0 a los 35 minutos tras un buen cabezazo de Emmanuel Gigliotti. Sin embargo, de manera insólita, Baliño lo anuló. ¿Qué cobró? No hubo infracción, ni mucho menos offside. Ese gol le daba otro matiz al partido, y más teniendo en cuenta que nueve minutos después llegó el empate del visitante.

Más tarde, con el duelo ya 2-2, el juez de línea sancionó una jugada muy fina que dejó muchas dudas. Emiliano Rigoni picaba solo contra el arquero Mariano Andújar y definía bien para el 3-2, pero el gol fue invalidado por offside. No quedó muy clara la posición del volante, que parecía estar habilitado, pero sí quedó claro que era imposible que el asistente haya visto el supuesto fuera de juego, ya que ni siquiera por televisión puede apreciarse bien.

En fin, incluso suponiendo que el gol de Rigoni fue bien anulado, sobre el final hubo otro error clave del árbitro. Gigliotti quedó enredado en un tumulto en el área chica y, cuando iba a rematar, Sebastián Dubarbier lo desestabilizó con un clarísimo agarrón. Baliño estaba viendo la jugada de frente, pero decidió no cobrar un penal que le hubiese dado a Independiente la chance de ganar en tiempo cumplido.

La mala noche de los jueces en el Libertadores de América no fue el principal motivo que privó al Rojo de la victoria. La falta de puntería y las desatenciones defensivas también influyeron. Pero un gol mal anulado, un offside polémico y un penal gigante no cobrado no pueden calificarse como simples detalles. Pesaron mucho en el resultado final.

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