En un clima terriblemente hostil, Independiente fue más que Santos en el Pacaembú y desató la furia de los hinchas brasileños, que a falta de 12 minutos suspendieron el partido cuando iba 0-0. El Rojo se metió en los cuartos de final de la Copa Libertadores. Maximiliano Meza erró un penal.
Un partido intenso del Rey de Copas en Brasil. El ambiente estuvo caldeado desde temprano, más precisamente desde que la Conmebol le dio el partido de ida ganado a Independiente por 3-0. Los hinchas la pasaron mal en el ingreso al estadio y los jugadores también sufrieron adentro de la cancha. El Peixe, con Carlos Sánchez en cancha, salió a pelear más que a jugar y no recibió castigo del árbitro Julio Bascuñán, que dejó pegar y no cobró un claro penal a Meza.
El trámite de partido fue mutando. El primer tiempo fue del Santos, que acorraló al Rojo con más ímpetu que juego. Martín Campaña se lució al taparle un mano a mano a Gabriel, pero no hubo mucho más peligro del local. El equipo de Ariel Holan, más replegado, encontró una oportunidad en un contraataque que terminó en falta de Vanderlei a Pablo Hernández adentro del área. Bascuñán cobró penal, Meza ejecutó y el arquero le atajó el remate.
Ya en el complemento, los dirigidos por Cuca tuvieron más la pelota, pero nuevamente no supieron inquietar demasiado a Campaña. Independiente, bien parado en todas sus líneas, supo jugar con la desesperación del Santos y tuvo las chances más claras. Vanderlei se lució tapando un buen disparo de Francisco Silva y más tarde Hernández estrelló un remate en el travesaño.
Era el Rojo quien manejaba los tiempos y daba la sensación de que, si pensaba mejor el último pase, liquidaba la serie. Pero el club local se eliminó solo de la Copa. A falta de 12 minutos, los torcedores del Peixe tiraron bombas de estruendo, quisieron invadir el campo de juego y desbordaron el operativo policial. Bascuñán no tuvo más alternativa que marcar el final del partido y darle a Independiente el pase a cuartos de final, donde jugará con el ganador de River-Racing.
