Este jueves se cumplen 365 días del día más glorioso de Independiente en este siglo. Fiel a su historia, el Rojo se hizo fuerte en la adversidad y alzó por segunda vez la Copa Sudamericana, nada más ni nada menos que ante Flamengo y en el mítico Maracaná.
Si al hincha le preguntabas cómo le hubiese gustado coronar el 2017, la mayoría hubiese elegido el mismo escenario. Lo cierto es que el destino conspiró a favor del Rey de Copas y luego del 2-1 obtenido en Avellaneda, viajó a Brasil con la ilusión de traerse un nuevo título internacional.
La previa fue un infierno: incidentes en el hotel, hostigamiento a los hinchas, a los jugadores y al resto de la delegación en la llegada a la cancha. Sin embargo todo eso fortaleció aún más a un equipo y a una hinchada que nunca se achicó.
Arrancó en desventaja por el gol de Lucas Paquetá pero unos minutos más tarde, Ezequiel Barco, de penal, puso el 1-1 que no se modificó más. Independiente jugó un segundo tiempo casi perfecto y al igual que en 1995, dio la vuelta olímpica en el Maracaná. Una noche inolvidable. Se festejó en cada rincón del mundo donde hubo un alma roja. Fue un renacer para el Rey de Copas, que volvió a gritar campeón después de siete intensos años.
Fíjense quién está en la foto. Eso no se hace, unos verdaderos desagradecidos. Qué falta que nos hace un tipo con esos “huevos”. Nadie lo conocía y ya el periodismo antes de que llegue empezó a hablar de lo violento que era. Ahí le pusieron el cartelito. En realidad es un jugador fuerte que se juega la vida en cada pelota pero no lo vi desleal como muchos protegidos del fútbol argentino: Pinola, el burro que tenía Boca atrás que tenía licencia para matar…
Funes Morí,… Una lástima Amorebieta.