Si hay una competición que le viene siendo esquiva a Independiente desde hace años es la Copa Argentina. En 2018 volvió a quedar afuera mucho antes de lo esperado y con ello, perdió una nueva oportunidad de clasificar a la Libertadores.
Está claro que a nivel local al Rojo le cuesta hacer pie. No solo en el torneo doméstico, donde no gana un título desde diciembre de 2002, sino que de las nueve ediciones de la Copa Argentina -incluso las de 1969 y 1970- no pudo ganar nunca y tampoco logró llegar a los cuartos de final.
Lo cierto es que a juzgar por la llave y los resultados que se le habían presentado al equipo de Ariel Holan, uno podía suponer que iba a romper con esa racha adversa. Sobre todo si se tiene en cuenta el debut auspicioso en el certamen: 8-0 a Central Ballester por los 32vos. de final.
Sin embargo llegó el prematuro mazazo de todos los años. El encargado de dar el golpe esta vez fue Brown de Adrogué que, tras el 1-1 en los 90 minutos, venció a Independiente por penales. Sí, otra vez el mismo verdugo que había derrotado al Rojo en la primera fecha de la B Nacional.
Cinco jugadores afectados a la fecha FIFA, sumado a las fallas defensivas, el bajo nivel de algunos futbolistas y la puntería en los penales echaron por tierra las ilusiones de otro de los objetivos del plantel. Al Rojo le cuesta mucho dar en la tecla y hace tres ediciones seguidas que es eliminado en los 16vos. de final. La Copa Argentina fue, sin dudas, el torneo donde Independiente menos estuvo a la altura.