Luego de un 2018 con varias intermitencias y sin el rodaje deseado, Silvio Romero supo cambiar este año aquellas dudas por aplausos y goles. Con 16 gritos en 31 partidos, el Chino se transformó en la carta de ataque más peligrosa de un Independiente muy irregular.
Entre ambas Superligas, la Copa de la Superliga, la Copa Argentina y la Sudamericana, el Rojo disputó 39 partidos oficiales y marcó 52 tantos en 2019. Y el Chino, que comenzó a destaparse a partir del certamen internacional, fue el encargado de convertir el 31% de los goles del equipo, de los cuales 12 de los 16 fueron en el Libertadores de América.
En el primer semestre -bajo la dirección técnica de Ariel Holan-, Romero disputó 13 encuentros -11 de ellos como titular- y anotó 5 goles: Talleres, Vélez, Binacional y dos a Rionegro Águilas. Además sumó una asistencia y una amarilla.
Con la llegada de Sebastián Beccacece y el posterior interinato de Fernando Berón, coronó un segundo semestre muy bueno en cuanto a lo individual. El delantero de 31 años hizo 11 goles en 18 partidos -en 15 arrancó desde el inicio- y promedió un grito cada 126 minutos en el año. Además terminó como el máximo artillero de la Copa Sudamericana (5 en 7 juegos) y lidera la tabla de la actual Superliga en soledad, con 9 en 12 presentaciones.
Una particularidad en sus anotaciones indica que 7 de sus 16 pases a la red fueron de penal. Además registró cinco dobletes y de sus 16 conquistas hizo 13 con su pierna derecha, 1 con la izquierda (a Vélez) y 2 de cabeza (a Unión y a Colón). Por otro lado, sus máximos asistidores fueron Pablo Pérez (con 3) y Fabricio Bustos (con 2).
Sin lugar a dudas, Silvio fue uno de los jugadores que más rindió en un año signado por los pobres resultados futbolísticos y los grandes desaciertos dirigenciales. Es uno de los pocos futbolistas intransferibles que tiene este plantel y por eso debe continuar.