Uno de los puntos más flojos de los últimos tiempos de Independiente fue su baja eficacia para convertir desde los tiros de esquina. Si bien marcó en segundas jugadas o fue favorecido por goles en contra, hace 116 partidos que un jugador del Rojo no marca de cabeza directamente desde un corner.
La última vez que un jugador del Rey de Copas cabeceó a la red tras un tiro de esquina fue Maximiliano Meza, en la victoria 2-1 ante Deportes Iquique. Ese partido se jugó el 2 de agosto de 2017 y correspondió al encuentro de vuelta de los 16vos. de final de la Sudamericana.
Desde entonces pasaron 1.016 días y si la cuarentena se prolonga unos meses más, se cumplirán los tres años sin que el Rojo pueda repetir esa fórmula. Más allá de esta racha adversa, hizo ocho goles luego de ejecuciones desde la esquina en segundas jugadas, sumado al olímpico que le marcó Martín Benítez a Deportivo Lara en 2018.
En contrapartida, y si tomamos como punto de inicio aquel partido con Iquique, Independiente recibió dos goles vía “corner-cabezazo directo” y otros cuatro en segundas jugadas desde un saque de esquina. Además, sufrió uno en contra de Guillermo Burdisso (ante Racing, en el 1-3 de 2019).
Resumiendo, si nos volvemos a parar en el enfrentamiento de 2017 ante el conjunto chileno, Independiente marcó, desde entonces, 17 goles de cabeza: 14 fueron por conectar centros desde una jugada, 1 tras un tiro libre (Gastón Silva vs. Defensa), 1 luego de un doble cabezazo proveniente de un corner (Nicolás Figal vs. Atlas) y el otro llegó por un rebote (Gonzalo Verón vs. Talleres).
Mientras que en ese mismo período de tiempo, el Rojo recibió 23 tantos de cabeza, de los cuales 7 llegaron de un corner, 3 de un tiro libre, 11 de un centro en medio de una jugada y 2 de rebotes.
Este aspecto deberá ser un punto a corregir por Lucas Pusineri, quien hasta el momento dirigió 11 partidos y sus dirigidos marcaron 3 goles de cabeza de los 13 que lleva su ciclo. El Chino Romero hizo dos (River y Central Córdoba) y Leandro Fernández, el restante (Rosario Central). Las rachas están para romperse y los déficit, para ser saldados.