Llegó libre de Colo Colo y en su debut se dio el gusto de anotar el tanto de la victoria. Desde entonces, Juan Manuel Insaurralde se transformó en una pieza indispensable para el fondo de Independiente. Su llegada ha sido el gran acierto de Julio Falcioni en este semestre.
Muchas conjeturas se habían hilvanado ni bien comenzó a sonar como refuerzo. Sus 36 años, su estado físico y el nivel del fútbol chileno fueron las excusas más resonantes. Lo cierto es que se acopló rápido a lo que le pidió el entrenador, quien ya lo conocía de su paso por Boca. A la última línea le aportó su buen juego aéreo y su vasta experiencia.
Desembarcó en Avellaneda con la Copa de la Liga empezada y tuvo su estreno con gol ante Patronato y en la fecha siguiente, frente a Gimnasia, Silvio Romero empujó en la línea un cabezazo suyo. Los números marcan que el Chaco disputó 14 de los 21 encuentros del semestre, en todos fue titular y completó los 90 minutos. Además en la mitad de sus presentaciones, el Rojo mantuvo su arco en cero.
Es cierto, el Covid y la rotación le impidieron tener asistencia perfecta. Sin embargo cuando jugó, cumplió casi siempre sea como stopper, líbero o zaguero. Más allá de algún altibajo en su rendimiento y la gran cantidad de goles vía aérea que recibió el equipo, solo podría llegársele a recriminar el tanto con Huracán y el penal que cometió frente a Colón.
Si bien el Emperador aguarda por la recuperación de Ezequiel Muñoz y la llegada de otro defensor central para este mercado, la versatilidad del Chaco y sus buenos rendimientos le han garantizado la titularidad. Contra un desfavorable pronóstico inicial, Insaurralde fue un pleno que metió Julio César.