El triunfo de ayer frente a Arsenal no solo sirvió para no perderle pisada al pelotón que lucha por el ingreso a la Copa Libertadores del año que viene sino para que Alan Velasco le ponga fin a una racha adversa.
Mucho se había hablado del poco gol que tenía la Joya. Sus intermitencias a lo largo de los partidos, su falta de claridad y criterio para los metros finales y la puntería habían atentado contra el pibe de 19 años que no convertía desde el 4 de mayo. Su último grito había sido en el empate 2-2 ante Bahía, en Brasil.
Desde entonces Velasco tardó 28 encuentros y acumuló 2.186 minutos para volver a convertir. A lo largo de esta sequía, el atacante promedió casi 80′ por partido y dio 4 asistencias. Tiempo tuvo, está claro. Pero el arco se le había cerrado completamente.
Hasta ayer, cuando a los 11 minutos del complemento, Independiente agarró mal parado a Arsenal y Alan se reencontró con el gol. Freno en seco para sacarse de encima la marca de Ignacio Gariglio y definición al palo más alejado de Alejandro Medina. Golazo.
Una vez finalizado el encuentro, Velasco explicó el motivo de su emoción en su tanto. “El gol fue una alegría inmensa. Fue muy especial para mi porque la semana pasada falleció mi primo y el gol es para él y para toda la familia”, manifestó. ¡Vamos, Alan!