Independiente volvió a jugar mal y perdió 3-1 ante Gimnasia en La Plata, por la fecha 17 de la Liga Profesional. Empezó ganando con gol de Leandro Fernández y otra vez no lo pudo sostener: Benjamín Domínguez, Leonardo Morales y Leandro Contín lo dieron vuelta para el local.
En la previa se sabía que esta sería una parada complicadísima. El Lobo estaba segundo y una victoria lo dejaría como puntero. Demasiado para un Rojo que está en caída libre, sin fútbol, sin ideas y anímicamente destruido. En el Bosque se vio la misma película de todos los fines de semana: otra vez el Rojo empezó arriba en el marcador, otra vez se lo empataron y otra vez decepcionó.
El gol de Fernández a los 11 minutos hacía pensar que esta vez la cosa sería diferente. Pelotazo largo, centro de Facundo Ferreyra y volea de Leandro para el 1-0. Fue la primera que tuvo el equipo de Julio César Falcioni y terminó adentro. Ese envión se sostuvo por algunos minutos en los que Independiente intentó acorralar a Gimnasia, con Damián Batallini de un lado, Fernández del otro y el Chucky al acecho. Algo de peligro se generaba. Pero todo se rompió con el empate.
Iban 33 minutos cuando Domínguez sacó un violento derechazo que dejó sin reacción a Sebastián Sosa. El 1-1 fue el punto de inflexión. Desde ahí el Rojo no volvió a competir. Toda la segunda mitad fue del Lobo, que a pesar de no haber concentrado por un conflicto del plantel, realmente jugó como candidato al título.
A los 6′ del complemento, un gran tiro libre terminó en la cabeza de Morales, que estampó el 2-1 para Gimnasia. Apenas cuatro minutos más tarde, Batallini perdió la pelota en mitad de cancha con Guillermo Enrique, el defensor avanzó sin que nadie lo marcara, mandó el centro desde la derecha, Sosa salió mal y Contín ganó de cabeza en medio de Sergio Barreto y Alex Vigo para poner el 3-1.
Lo que restaba del partido tuvo más cerca a Gimnasia del cuarto que a Independiente del descuento. Los ingresos de Leandro Benegas, Tomás Pozzo, Gabriel Hachen, Juan Cazares y Nicolás Vallejo no cambiaron la ecuación para nada. El equipo terminó dejando una imagen apática, temerosa, impotente, como cada fin de semana.
La campaña es más que preocupante. El equipo de Falcioni lleva 6 partidos sin ganar, está a 4 puntos del último y sacó apenas 4 puntos de 18, sin merecer ganar ningún encuentro. Si a eso le sumamos el desastre económico, el panorama, por desgracia, recuerda mucho a lo que pasó en 2013.
Fabricatore, estamos mucho peor que en el 2013.