Por la fecha 13 de la Liga Profesional, Independiente jugó uno de los peores partidos que se recuerde y perdió 2-0 ante River en el Estadio Más Monumental. Esequiel Barco y Miguel Borja le dieron la victoria al local. Damián Pérez fue expulsado.
Era previsible en la previa y se vio de entrada. La diferencia de jerarquía entre el Millonario y el Rojo fue colosal. Prácticamente hubo un solo equipo en la cancha y fue el de Martín Demichelis. Independiente salió a jugar con cinco defensores y aún así, le entraron por todos lados. El doble 5 de Iván Marcone y Agustín Mulet no hizo pie. Los delanteros jugaron lejísimos de Franco Armani y ni siquiera patearon al arco.
En ese contexto, la paridad en el resultado se mantuvo hasta que el local tuvo puntería. Fue a los 17 minutos, cuando un mal rechazo de Marcone a la salida de un córner le dejó la pelota servida a Barco, que sacó un violento derechazo desde afuera del área para vencer a Rodrigo Rey. El ex Rojo pidió disculpas y no lo gritó.
Inmediatamente, Ricardo Zielinski tuvo que meter mano en el equipo. Por el gol y porque a los 20′ se lesionó Luciano Gómez. No le quedó otra que desarmar la línea de 5 y probar con un cambio ofensivo: el elegido para entrar fue Baltasar Barcia. Ahí el equipo se adelantó unos metros y merodeó el área rival, pero no tuvo ideas para lastimar. La única chance clara fue un mano a mano de Martín Cauteruccio que tapó Armani, pero era offside.
En el complemento, la historia no cambió. De hecho, empeoró. Fue literalmente un monólogo de River, que pudo haber cerrado el partido mucho antes.
El Ruso sacó de la cancha a Agustín Mulet (de flojo partido) y lo reemplazó con el pibe Sergio Ortíz. Después, se la jugó con Juan Cazares y mandó al banco a Matías Giménez. Lo que sea que hubiera planeado con esas variantes quedó pulverizado cuando Pérez fue expulsado a los 15′ por una dura falta a Ignacio Fernández. Si era difícil con 11 jugadores, con 10 fue imposible. El ingreso de Patricio Ostachuk por Mauricio Cuero terminó de sepultar cualquier intención de ataque.
Con un Independiente entregado, sin alma, sin ambición y acorralado esperando a que terminara el partido, el milagroso 1-0 se sostuvo hasta los 35′, cuando Borja le ganó en velocidad a Barreto y definió mano a mano ante Rey para liquidar la historia.
El Rojo dejó una imagen tristísima en el Monumental, sin haber pateado al arco y completamente borrado de la cancha. Otra derrota más que estira a 12 partidos la racha sin ganar. El equipo se sigue hundiendo en la tabla y el panorama es más que preocupante.