Independiente volvió a perder en la Liga Profesional. Este domingo fue caída por 2-1 frente a Godoy Cruz en Mendoza en lo que significó una derrota que lo hunde en los últimos puestos de la tabla.
A continuación, repasamos los principales motivos:
- Una defensa sin garantías: una de las máximas que pregona cada equipo de Ricardo Zielinski es el orden defensivo. Pero desde su llegada no pudo establecerlo con regularidad y, partido a partido, lo sufre. Desacoples constantes, achiques sin coordinación, equipo partido y poca reacción para segundas jugadas.
- Déficit aéreo: los goles del Tomba llegaron desde dos centros, una constante en este Independiente, que padece muchísimo esta vía. En el primero no hubo agresividad para atacar la pelota y en el segundo, la última línea quedó completamente desarmada. Ni siquiera se pelearon por la segunda jugada o atinaron a molestar al rival.
- Equipo con mandíbula de cristal: de los ocho partidos que arrancó abajo en el marcador solo logró empatar uno y perdió los otros siete. La poca creación que generalmente mostró, la baja efectividad y el goleo desparejo de sus jugadores atentan contra este equipo que no sabe ni puede remontar resultados.
- El bajo goleo del equipo: el Rojo promedia menos de un gol por partido ya que tiene 18 en 19 fechas. Es Cauteruccio dependiente y los mediocampistas ofensivos y delanteros aportan muy poco. Cuando lo debe dar vuelta, le cuesta una vida.
- Pocas alternativas de jerarquía: cada vez que el Ruso mira el banco para cambiarle la cara al equipo debe recurrir a los pibes que están haciendo sus primeras armas. Ya lo salvó Ortíz en su momento y ayer lo hizo Martínez. Pero cuando recurre a jugadores con más experiencia, como Cazares, dejan mucho que desear. Y algunos ni siquiera entran, como Cuero.