Mauricio Isla fue contundente con su continuidad en Independiente y adelantó un problema que los dirigentes esperaban que explote más adelante.
Desde que se sumó la Selección de Chile para disputar la Copa América, Isla no dejó de dar señales que son sus últimas semanas en el club. Su imagen vaciando el departamento, los sondeos de clubes de su país interesados en él y su declaración, tras la derrota por 1-0 ante Argentina, con un rotundo no ante la consulta si va a seguir en el Rojo, confirman sus intenciones.
En Independiente lo sabían, nadie puede decir que los tomó por sorpresa. Jorge Damiani días atrás a Radio Cooperativa le manifestó que “tiene contrato hasta diciembre y ya hablada la renovación” y que “la cláusula de salida es de 600.000 dólares”. Por su parte, Daniel Seoane, en un medio de Chile, confirmó que “no llegó ninguna oferta” y que, en caso de irse, el club que lo quiera “tendrá que resarcirnos”.
¿Qué pasará? Todas las partes tendrán que sentarse a negociar. Habrá que poner sobre la mesa las ofertas, descontar lo que se le adeuda al jugador, si es que hay pagos atrasados, algo que desmienten los dirigentes y llegar a un acuerdo para su salida. Difícilmente un club ponga esa cantidad de dinero por un lateral de 36 años. Tiene derecho a irse, pero Independiente deberá reclamar lo que le corresponde.
