Cuando el partido ante Vélez estaba 3-1, parecía que el maleficio por fin se iba a terminar, pero luego, con el empate sobre el final, el problema para Independiente todavía persiste: ganar un partido tras arrancar en desventaja.
Al Rojo le cuesta -y mucho- dar vuelta un resultado por torneos locales. Es algo poco habitual y que no lo hace desde el 2019 -1 año, 10 meses y 25 días-, cuando remontó un 0-1 ante Godoy Cruz en Mendoza. Había arrancado perdiendo con gol del exfutbolista Santiago García, pero se redimió con goles de Juan Cruz Bolado en contra y Silvio Romero, de penal.
Desde entonces, sólo por torneos domésticos, pasaron 25 partidos. Sin embargo, el número asciende si se contemplan las copas nacionales como la Copa de la Superliga, Copa Diego Maradona, Copa de la Liga Profesional y Copa Argentina: alcanza la barrera de los 54 partidos.
Yendo por la misma línea, en el Libertadores de América, la última vez que dio vuelta un resultado tras arrancar perdiendo fue el 30 de marzo, también del 2019, curiosamente ante Vélez, que en caso de haber sostenido el resultado hubiera roto la racha adversa.
En el actual torneo, el equipo de Julio Falconi sufrió este factor en cinco oportunidades: en uno (Platense) pudo rescatar un empate, en tres terminó cayendo (Atlético Tucumán, Lanús y Godoy Cruz) y en el restante, pudo darlo vuelta pero se lo terminaron igualando en tiempo de descuento por no cerrar el partido (Vélez).