Independiente se quedó una vez más con el Clásico de Avellaneda. En un Libertadores de América colmado por hinchas del Rojo y sin visitantes, el equipo de Jorge Almirón le ganó 2-1 a Racing y estiró a 23 partidos la ventaja en el historial. La Academia empezó ganando con un gol de Diego Milito, pero Sebastián Penco y Federico Mancuello volvieron a vestirse de héroes y dieron vuelta el resultado en un partido vibrante.
En la previa se sabía que no era un Clásico más. Los dos equipos más importantes de Avellaneda volvían a verse las caras después de 553 días, tras el paso de Independiente por la B Nacional. El local quería intentar mantener la sana costumbre de ganarle a su máximo rival en un estadio que, esta vez, se vistió totalmente de rojo. El visitante, de la mano de Diego Cocca, buscaba dar el batacazo sin la compañía de sus hinchas.
Fue así como Fernando Rapallini dio comienzo al Clásico número 182. Racing empezó mejor, con más tenencia de pelota y más velocidad en los últimos metros. Independiente esperó muy atrás y sufrió en el primer avance de la Academia: Centurión le ganó bien a Rodrigo Gómez por derecha y habilitó a Milito, quien quedó mano a mano con el Ruso Rodríguez y definió bien para anotar el 1-0. Baldazo de agua fría para el equipo de Almirón, que parecía no hacer pie en apenas 13 minutos de juego.
Sin embargo, el escenario empezó a cambiar de a poco. Independiente salió del fondo con más convicción y se apoyó en la pelota parada para acercarse a Sebastián Saja. A los 24, en un tiro libre, Mancuello envió un centro peligroso al área chica y Penco desvió con la zurda para marcar el empate. Y sólo dos minutos más tarde, con Racing desconcertado por el 1-1, llegó el gol que puso al Rojo arriba en el marcador: Daniel Montenegro recibió de Droopy Gómez y mandó un centro preciso para Mancuello, quien anticipó a Saja con la zurda y estampó el 2-1 que desató la locura en hinchas, jugadores y cuerpo técnico.
Independiente trató de mantener el envión del triunfo para aumentar la diferencia, pero de a poco empezó a cederles la pelota y el protagonismo a los de Cocca, que no llegaron al empate por la concentración del Ruso Rodríguez. En tanto, Escudero debió salir por una insólita lesión y el DT corrió a Mancuello a su lugar, poniendo en cancha a Marcelo Vidal para completar el doble 5 con Franco Bellocq.
En el complemento, el desorden táctico hizo que el Rojo termine acorralado. El equipo perdió a su jugador más pensante con la salida de Montenegro, quien fue reemplazado por un Matías Pisano que, esta vez, aportó poco y nada. Todo el equipo retrocedió sin tener un conductor claro y le volvió a ceder la pelota a Racing. Si bien no tuvo ideas claras en ataque, la Academia se acercó una y otra vez por medio de tiros libres que no supo aprovechar. Independiente pudo liquidar el partido varias veces: primero con un cabezazo de Cristian Tula que exigió a Saja, después con un tiro libre de Mancuello que pegó en el palo y finalmente con un mano a mano de Penco, que definió muy mal.
Por cosas del destino, no hubo que lamentar los goles errados ni las variantes del entrenador. Rapallini terminó el encuentro y decretó el triunfo número 71 del Rojo en el Clásico de Avellaneda. Los cuatro costados del Libertadores de América -con el aporte de la nueva platea Bochini Alta- revivieron un festejo que ya es costumbre para Independiente en sus 110 años de vida. Sin tenerlo presente, los hinchas se acordaron del máximo rival y le dedicaron la victoria: “Para que sepas que en el barrio mando yo”.