El Análisis: dos partidos en uno

Pasó un nuevo partido para Independiente y nuevamente fue victoria. El Rojo llegó a los 4 triunfos consecutivos, algo que no conseguía desde el Clausura 2010. Además, ya lleva ganados 6 partidos de 8 en la era de Jorge Almirón. ¿El trámite? No dio respiro. De un flojo primer tiempo de los dos equipos, a un segundo tiempo en el que pasó de todo, con una gran mejora del Rojo, polémicas arbitrales, la lluvia, lesiones y un final de película.

Almirón sólo hizo dos cambios respecto de la victoria ante Banfield. Claudio Riaño fue de entrada por Sebastián Penco y Gabriel Vallés ocupó el puesto de Rodrigo Gómez. A priori, fue lo más discutido, algo que se iba a corroborar en la primera etapa. El equipo se paró con un 3-4-1-2, como en la mayoría de los partidos desde que está el ex entrenador de Godoy Cruz:

Los primeros minutos fueron trabados en el medio. El Rojo intentó manejar la pelota, pero no podía profundizar. Quilmes, con dos claras líneas de 4, trataba de neutralizar cada avance y salir rápido de contragolpe. Y así lo hizo. En la única llegada del primer tiempo, el Cervecero aprovechó que Cristian Tula salió muy tarde a jugar al offside y Brian Sarmiento quedó habilitadísimo para marcar el primer gol de la noche:

Nada mejor podía ocurrirle al equipo visitante que hacer un gol a los 10 minutos. Así, acentuó su esquema defensivo e Independiente era incapaz de romperlo. Claro, eso también estaba relacionado con la banda derecha del mediocampo, donde estaba la inexplicable presencia de Vallés, que cada vez que tomaba la pelota libre volvía atrás o la perdía -y claro, le cuesta de lateral, más difícil va a ser de volante-, incapaz de realizar algún tipo de desequilibrio. Ahí se notó el máximo error del entrenador en el partido. Sin embargo, el encuentro se comenzó a desnaturalizar con el arbitraje. A los 20 minutos, Fernando Echenique no cobró un clarísimo penal de Lucas Suárez, que tocó la pelota con la mano adentro del área:

A la siguiente jugada, Sebastián Martínez le pegó una tremenda patada en la cara a Juan Martín Lucero y Echenique tampoco lo cobró. Tuvo que esperar a que el línea Ariel Scime le diga que era penal y ahí tomó la decisión. Diego Rodríguez lo cambió por gol y el encuentro se puso 1-1. Sin embargo, en el resto de la primera etapa, el Rojo no pudo desequilibrar y Quilmes tampoco. Pero iba a quedar una jugada discutida más. Gonzalo Klusener picó bien habilitado por Vallés, que tiró tarde el offside, y el línea anuló mal la jugada:

En el segundo tiempo, Almirón se dio cuenta que la banda derecha con Vallés era inofensiva y que Lucero no tenía peso. Así, mandó a la cancha a Francisco Pizzini y Matías Pisano, ambos de extremos. Además, pasó a Claudio Riaño al puesto de centrodelantero y adelantó más a Daniel Montenegro. Formó un 4-2-3-1 (con el permiso a Lucas Villalba para atacar) y en la imagen se puede ver la clara idea en ofensiva:

El planteo de Quilmes siguió igual, pero el cambio en Independiente fue radical. Se ganó en velocidad, en buen pie y en volumen de juego. Pisano comenzó a hacer desastres por la derecha y le cometieron un claro penal a lo 6 minutos que Rodríguez, otra vez, cambió por gol para poner el 2-1. Lejos de poner un freno, el local se empezó a llevar por delante a su rival y tras otra buena jugada de Pisano, Silvio Dulcich dio rebote y Riaño, muy atento, convirtió el típico gol de 9. El movimiento antes del remate de Pisano:

A los 25′, cuando el encuentro estaba controlado y para una posible goleada de Independiente, Tula cometió un infantil penal tras un grosero error defensivo y todo se complicó. Klusener puso el 3-2 y, para colmo, el central del Rojo se lesionó el hombro y se paró en la línea ofensiva. Así, Montenegro pasó a jugar de doble 5 y Bellocq de central:

Algo para destacar fue la actitud que tomó el entrenador y el equipo al tener, prácticamente, un jugador menos. Fue a buscar el 4-2 y atacaba con mucha gente. Por ejemplo, en esta imagen, se ven 8 jugadores de Independiente en campo rival:

Echenique, que le había cobrado 2 penales sobre 3 claros al Rojo, esta vez no le cobró uno a Quilmes. Bellocq tapó el remate de Klusener con el brazo claramente separado del cuerpo, pero el juez entendió que no hubo intención:

A falta de 5 minutos, cuando Quilmes sólo empujaba a base de pelotazos y pelotas paradas, Jonathan Zacaría se llevó por delante la pelota tras un rechazo y cuatro jugadores de Independiente tuvieron un grave error. El jugador del equipo visitante quedó dentro del radar de Pisano, Cuesta, Mancuello y Pizzini, que salieron rápido, pero jamás miraron la pelota:

El partido moría en un empate, pero a los 45′, tras una mala marca de la defensa de Quilmes en un córner, Riaño ensayó una media chilena para poner el 4-3 y hacer delirar al Libertadores de América. En la vorágine de los festejos, hubo otro error del línea, quien marcó un offside inexistente de Pizzini:

A falta de segundos para que Echenique pite el final, hubo tiempo para una más. Pisano tocó de primera para Montenegro, que avanzó y armó una gran pared con Riaño, para luego asistir a Mancuello, que puso el 5-3 con una definición exquisita y llena de confianza. El gran movimiento del ex San Martín de San Juan, que esperó a las 2 marcas y asistió al Rolfi:

Se viene el rival más difícil del campeonato. River está en un nivel muy alto, que marca una clara diferencia con el resto de los 19 equipos hasta el momento. De todas formas, nadie le faltó el respeto en el Monumental. ¿Qué debe hacer Independiente? Según Almirón, lo irá a atacar. Si es así, que sea con la fórmula del segundo tiempo ante Quilmes.