Independiente se llevó un punto de Santa Fe, cancha que a priori no parecía nada fácil, ya que Unión llevaba 11 juegos sin perder como local, producto de 8 triunfos y 3 empates. Sin embargo, por el trámite del encuentro, el empate fue poco premio para el equipo de Jorge Almirón. Salvo los primeros minutos, donde el Tatengue asfixió con la presión alta, el Rojo fue dueño del juego casi todo el partido, pero jamás supo definirlo.
La idea inicial del equipo de Almirón fue esperar a Unión en campo propio y salir rápido con el desprendimiento de Jesús Méndez, más el tridente del medio: Matías Pisano, Claudio Aquino y Emiliano Papa. ¿El único punta? Lucas Albertengo.
Con el empuje de Unión en los primeros minutos del encuentro, se vio una fisura defensiva del Rojo en una jugada puntual. Los cuatro defensores, en línea, perdieron la referencia de un solo delantero, que ganó las espaldas. Además, el arquero Diego Rodríguez estaba muy cerca de su arco, sin hacer más corto al equipo.
Tras los primeros 15 minutos de presión por parte del local, la intensidad comenzó a bajar e Independiente se adelantó unos metros, logrando crear situaciones de gol. Diego Rodríguez -clave en defensa y en ataque- habilitó de gran manera a Aquino, que luego lanzó el centro atrás para Papa.
Seguía corriendo el tiempo y el local se atrasaba más y más. El Rojo manejaba la pelota a gusto y así llegó el primer grito de la noche. Tras 12 toques, en una jugada con vuelta hacia atrás incluída, Pisano habilitó a Albertengo, que la metió de manera poco ortodoxa.
Sin embargo, la felicidad duró un minuto. Mauro Vigliano decidió cobrar un penal discutible de Nicolás Tagliafico y el Tatengue llegó al empate rápido. Pero Independiente no sintió el golpe. Siguió manejando el ritmo del partido y en ofensiva hubo cambios de posiciones. Pisano dejó la banda derecha y formó un doble enganche con Aquino.
En el complemento, con el cansancio de Unión en evidencia, Independiente se paró decidido en campo contrario y fue el único dueño de la pelota. De todas formas, si bien los volantes y los laterales subían mucho, se notaba la falta de compañía de Albertengo para finalizar las jugadas.
Es importante remarcar la importancia de los movimientos del Torito Rodríguez, quien se mostraba como opción de salida entre los centrales y luego se mostraba como opción para recibir por todo el frente de ataque. Gustavo Toledo fue otro que ayudó mucho en la triangulación, siempre sumándose en ofensiva.
El Rojo creó cuatro situaciones de gol en el complemento, aunque cada vez que llegaba en superioridad numérica al borde del área rival, se tomaban malas decisiones. La más clara fue sobre el final, con una asistencia de Claudio Riaño a Albertengo, que quedó mano a mano, pero no pudo convertir ante la salida de Matías Castro.
Independiente mereció llevarse el triunfo, pero no lo hizo por propia incapacidad a la hora de ser determinante en los últimos metros. Aguilera y Tagliafico no tuvieron un buen primer tiempo, mientras que Cuesta tuvo un partido regular. Toledo fue el mejor de la defensa, tanto en la marca como en la proyección. El uruguayo Rodríguez fue de lo mejor junto a Albertengo, que hizo un desgaste enorme de forma solitaria en ofensiva. Pisano estuvo muy activo, pero se equivocó casi siempre en el último pase. Aquino mostró movimientos interesantes, sobre todo en el primer tiempo. El cambio de Francisco Pizzini por Emiliano Papa -de partido correcto- fue lógico, pero no funcionó. ¿La mayor crítica hacia Almirón? La tardanza para hacer un cambio cantado. Estaba en evidencia el cansancio de Aquino desde los 15 minutos del complemento, al igual que la falta de un socio para Albertengo. ¿Por qué Riaño entró a los 42 minutos -y generó un mano a mano en poco tiempo-? La respuesta solo la tiene el entrenador. La sensación final es que tal vez, si el ex Boca entraba antes, las chances de llevarse la victoria hubieran crecido de forma considerable.
La idea de juego de este Independiente se nota, pero aún no madura. La posesión de pelota y la creación de situaciones funcionan bien, pero es hora de achicar el margen de error en los regalos defensivos -desconcentración en laterales, marcas perdidas y penales infantiles- y en la eficacia. Que el Rojo haya marcado solo 8 goles tras haber creado 38 chances en 5 fechas no es un dato más. Si logra mejorar esos dos aspectos, el equipo habrá madurado y estará apto para ser un candidato serio.
La terna arbitral
Vigliano y sus asistentes tuvieron un partido para el olvido. El árbitro cobró un penal de Tagliafico muy discutible -para mí es, lo toca con la rodilla, sin intención- y no hizo lo mismo con un infantil agarrón de Emanuel Aguilera. Los líneas se lavaron las manos ante un codazo de Emanuel Britez -estaba amonestado- a Papa sin pelota, lo que hubiera significado que Unión juegue 60 minutos con un hombre menos. Además, hubo faltas insólitas no cobradas como la de Enrique Triverio a Tagliafico, que lo empujó con el codo y de ahí generó una situación de gol para el local.
Y que pisano largue la paja
Más allá de los cambios, de los que opinamos con el diario del lunes, hay que pedirles un poquito más a los que están dentro de la cancha, si se crean 38 situaciones en 5 fecha y solo se convierten 8 goles, me parece que se están cagando en las patas a la hora de definir, ya es un tema de eficacia en el último pase o en el remate al arco.
Habría que ver bien quienes son los mejores que tenemos a la hora de definir, creo que uno es Albertengo pero con uno solo no alcanza ya que el gol no está prohibido para el resto del equipo.
Sino para que mierda se dedican a esto muchachos, uds. viven del gol.
Almiron pone ya a un compañero de Albertengo la puta que los pario-
Totalmente de acuerdo, sobre todo en lo que demoró en hacer el cambio de Riaño. Si lo hacia a los 20 minutos del segundo tiempo no tengo dudas que ganábamos el partido.