Independiente perdió 2-0 ante Atlético Tucumán en el Libertadores de América. El doblete de Guillermo Acosta le dio el triunfo al Decano por la fecha 21 de la Superliga.
En LocoXelRojo repasamos las claves de la derrota del Rojo:
- Ineficacia en ataque: En el primer tiempo, Independiente tuvo varias oportunidades de ponerse arriba en el marcador, pero no estuvo fino para convertir. Un problema que persigue al equipo de Ariel Holan desde hace más de un año.
- Pocos minutos de fútbol: El buen funcionamiento duró menos de 30 minutos durante el primer tiempo. Ahí fue cuando se generaron las chances más claras. Después, la nada misma. No hubo una sola llegada de peligro en todo el segundo tiempo.
- La lesión Maximiliano Meza: El jugador más determinante del equipo se desgarró a los 41 minutos del primer tiempo. El Rojo lo sintió y no pudo elaborar ni siquiera una jugada clara en el complemento. Fernando Gaibor, su reemplazante, nunca entró en sintonía. No hubo nadie que rompiera líneas ni lograra el desequilibrio que aportaba Meza en los metros finales.
- Equipo partido: En la desesperación por empatar, Ariel Holan sacó a Nicolás Domingo y dejó a Diego Rodríguez como único volante central. Si el equipo no estaba cómodo con dos mediocampistas, mucho menos con uno. Fernando Gaibor bajó varias veces para dar una mano en la marca y la distribución, pero no aportó gran cosa. Así, no quedó nexo entre una defensa insegura y un ataque sin fútbol.
- El flojo nivel de la defensa: Independiente quedó partido en el complemento y dejó varios huecos en el fondo que Atlético supo aprovechar. Alan Franco y Nicolás Figal perdieron más de lo que ganaron, mientras que en las bandas, Fabricio Bustos y Juan Sánchez Miño fueron desbordados varias veces.
- Bajos niveles individuales: El mal funcionamiento colectivo se explica, en varios en casos, por jugadores que no tuvieron su mejor noche. Además de los defensores, los volantes centrales no hicieron pie en el mediocampo, Silvio Romero no participó en ataque, Fernando Gaibor no logró ser la manija del equipo y Martín Benítez entró exigido físicamente y en una posición incómoda.