Independiente visitó Japón por cuarta y última vez en el año 2011. Una mala pretemporada y una pésima planificación terminaron en un papelón del equipo en la final de la Copa Suruga Bank.
El Rojo había salido campeón de la Copa Sudamericana 2010 cortando una racha de varios años sin títulos. 2011 prometía ser el año para resurgir en el plano internacional y el primer desafío era en Japón: la Suruga Bank, una Copa a partido único ante el Júbilo Iwata, vigente campeón de la Copa J. League. La final se jugó el 3 de agosto en el Estadio Ecopa de Shizuoka.
La ilusión de lograr la estrella número 17 era enorme, pero la preparación del equipo y la organización del viaje a Japón no estuvieron a la altura. El plantel, dirigido por Antonio Mohamed, tuvo que soportar 9 vuelos en 22 días, ya que había estado 2 semanas y media en Estados Unidos. Y como si fuera poco, pasó vergüenza en todos los amistosos que jugó.
El contexto no era el mejor, pero gran parte del equipo campeón de 2010 todavía permanecía y eso alimentaba la esperanza. El día del partido, el Turco paró un equipo con Hilario Navarro; Iván Vélez, Eduardo Tuzzio, Julián Velázquez, Maximiliano Velázquez; Hernán Fredes, Roberto Battión, Cristian Pellerano, Osmar Ferreyra; Marco Pérez y Facundo Parra. Más tarde ingresaron Javier Báez, Patricio Rodríguez, Nicolás Cabrera, Adrián Argachá y Leonel Núñez.
El encuentro comenzó de la peor manera, ya que a los 10 minutos, Battión metió la pelota en contra al querer despejar un tiro libre. Sin embargo, el Rojo reaccionó de la mano de Eduardo Tuzzio, quien empató a la salida de un córner. Ya en el complemento, la ilusión llegó al punto máximo a los 3’ cuando Parra eludió a varios defensores y marcó un golazo para poner a Independiente en ventaja. Pero duró poco. 10 minutos más tarde, Tomoyuki Arata estampó el 2-2 definitivo con una volea espectacular.
El Rey de Copas se vio superado físicamente y ahogado por un calor al que no estaba acostumbrado. Con Hilario como figura, ir a los penales terminó siendo negocio. Y ahí llegó el papelón. Núñez y Parra convirtieron, pero las muy malas ejecuciones de Pellerano y Báez echaron por tierra el sueño rojo. Daisuke Nasu había desviado su tiro, pero los de Avellaneda no lo aprovecharon. Hirosuki Kobayashi, Hiroki Yamada, Yuichi Komano y Yoshiaki Fujita le dieron el merecido triunfo y la Suruga Bank al Júbilo Iwata.
Una experiencia lamentable que sirvió de ejemplo para no cometer los mismos errores. Hoy, 7 años después, Ariel Holan tomó nota de aquel partido y planificó el viaje a Japón con bastante anticipación para reducir los efectos del jet lag y adaptarse mejor a las altas temperaturas japonesas. Independiente va por la 18º copa y por la revancha de aquel insólito tropezón. El miércoles 8 de agosto puede ser el gran día.