(Columna de Opinión de Germán Alcaín)
Independiente empató, obtuvo el resultado que necesitaba, está en la próxima ronda de la Copa, Garnero sigue en su cargo… y nada más. Sino hubiese sido por la desinteligencia de la defensa de Argentinos y el oportunismo de Gracián, hoy podríamos estar contando otra realidad, porque la mano en La Paternal venía fulera y se empezaba a mirar con cariño ir a los penales.
Otro partido con pocas luces , con mas sinsabores que momentos de buen fútbol, pero que le alcanzó a Independiente para superar en el balance final a un Argentinos prolijo, inteligente, pero con poco “punch” en los últimos metros. La entrega de Tuzzio, las tapadas de Gabbarini (cuándo no, y eso que ayer jugó en una pierna), la experiencia de Silvera para inquietar siempre y bancar con mucho oficio el tramo final del partido y los chispázos de Pato Rodriguez fueron lo mejor que mostró el equipo.
Garnero respira, a sabiendas de que mas allá del respaldo dirigencial el partido de ayer era fundamental para su continuidad. Tendrá horas de tranquilidad hasta el choque con Quilmes por el campeonato doméstico, que tiene a su Independiente en el fondo de la tabla y obligado por su história a remontar varios casilleros. Para eso podrá contar con la recuperación de varios de sus soldados: Battión está listo y ayer sumó algunos minutos, el capitán Matheu volverá a jugar en Reserva ante Quilmes, al igual que Martín Gomez, quien tan buena impresión dejó cuando se puso la camiseta del Rojo.
En el horizonte copero aparecen el Sport Huancayo peruano o Defensor Sporting de Uruguay, rivales de menor envergadura y ambos sin grandes registros a nivel internacional, lo cual hace que en lo inmediato se pueda pensar en seguir avanzando y poder soñar con los cuartos de final, siempre y cuando el rendimiento futbolístico mejore y el técnico encuentre la regularidad y el orden que pretende.