Independiente le ganó 2-0 a Rionegro Águilas, dio vuelta la serie y se metió en los octavos de final de la Copa Sudamericana. Silvio Romero y Cecilio Domínguez, los goles.
No fue bueno el partido del Rojo. Cumplió, hizo lo que tenía que hacer y pasó de ronda, es verdad. Pero hubo poco para destacar del equipo de Ariel Holan ante un rival flojísimo. El trámite empezó complicado con un primer tiempo muy mal jugado, poca conexión entre líneas y un desconcierto táctico total.
Algún que otro desborde de Domínguez y alguna corrida de Jonathan Menéndez fue todo lo que produjo Independiente en la primera mitad, donde tuvo la pelota y no se le cayó una idea. Después de un tiempo completo sin fútbol, la diferencia llegó en el complemento en apenas 15 minutos.
Un error de la defensa colombiana dejó a Romero mano a mano con el arquero y el Chino no perdonó. A los 3 minutos del segundo tiempo, el Rey se ponía 1-0 tras la gran definición del 18. El gol le dio coraje y lucidez al local, que empezó a acorralar a Rionegro Águilas hasta ampliar la ventaja. Antes del primer cuarto de hora, Pablo Pérez peleó una pelota adentro del área mandó un centro perfecto a la cabeza de Cecilio para el 2-0.
A partir de ahí, el Rojo manejó bien los tiempos, se adueñó de la pelota y jugó con la desesperación del rival, que no encontraba los caminos. Martín Campaña sólo intervino en el final al tapar un buen tiro libre. Los ingresos de Pablo Hernández, Gastón Silva y el pibe Alan Velasco no modificaron un trámite que ya no traía mayores sobresaltos y parecía liquidado.
Fue así como Independiente pasó de ronda como debía y cerró el semestre con el puño apretado. Se esperaba más, pero era vital seguir en carrera en el torneo que es la máxima prioridad de este año. En octavos lo espera Universidad Católica de Ecuador, primero en Avellaneda y después en Quito.