Independiente no hizo un buen encuentro ante Bahía, por momentos se vio superado pero ganó 1-0 sobre el final con mucha fortuna. De esta manera, si el Rojo saca al menos un punto contra Guabirá pasa de ronda.
Era un partido donde no debía guardarse nada. El Rojo definía gran parte de su clasificación esta noche. Es por eso que Julio Falcioni volvió a poner toda la carne al asador. En el comienzo, el local cuidó el centro de su defensa, desprotegió las bandas y sufrió cuando lo atacaron por allí. De hecho hubo dos claras: cabezazo de Gilberto y un remate de Thaciano provenientes de centros.
Sin embargo con el correr de los minutos, el Orgullo Nacional se acomodó. Si bien optó por posesiones más largas que directas, lastimó más cuando volcó el juego por derecha y ganó claridad cuando Lucas Romero -hoy capitán- se adelantó. Lo más claro fue un remate de afuera de Sebastián Palacios que se le escapó entre las manos al arquero rival y se fue al corner.
El complemento fue un monólogo de Bahía. A Independiente le costó muchísimo recuperar la pelota, defendió muy atrás y perdió peso ofensivo. Recién a los 27 minutos pudo salir del dominio brasileño por un disparo de Alan Velasco de afuera y a partir de allí se acomodó un poco mejor en cancha.
El punto favorecía al visitante y el resultado parecía que no se iba a modificar. Sin embargo un hecho desafortunado de una pelota parada le dio la victoria al Rojo. Un centro de Velasco a los 38′ cayó en el punto penal, se chocaron Douglas Friedrich y Thonny Anderson y fue éste último quien terminó metiéndola en su propia valla. De chiripa, quizás sin merecerlo, el Rey de Copas estaba arriba en el marcador. 1-0.
En los minutos que quedaron, Independiente cuidó el resultado que se encontró casi sin buscarlo y así quedó en lo más alto del Grupo B. Le sacó tres unidades a los brasileños con una fecha por delante y quedó con un pie y medio en octavos de final. La semana que viene si empata o gana ante Guabirá como local se mete entre los mejores 16 del certamen.